viernes, octubre 29, 2010


Lo común a los guardabosques son los bosques, a los vendedores ambulantes las casa y a la mujer la femineidad. Esto es lo común a las mujeres.

Las mujeres son muchas y después de todo una mujer es, una mujer. Cuando son bebés calzan escarpines color rosa, a diferencia de sus hermanos que utilizada los celestes que ellas nunca querrían calzar.

Esta mujer, como toda niña, jugaba juegos con su hermano, como escupir las semillas de las mandarinas muy lejos en el fondo de su casa. Su casa era simplemente una casa. Ubicada entre otras casas, en un terreno de un barrio apretado entre otros terrenos. Frente ladrillo vista, fondo de pinos y césped. Allí vivía esta mujer, con otra mujer que era su madre. Porque las mujeres también pueden ser madres y siempre tiene una. Y las madres viven con los padres de sus hijos, que en este caso eran dos, un varón y una mujer.

Como toda mujer, festejó sus quince años de falda corta, fiesta larga y familia entera. De sus cumpleaños es el que más recuerda, o por lo menos del que más fotos se recuerdan.

Las mujeres se enamoran, y hasta que lo hacen sueñan con que lo harán. El tema es que casi siempre suelen hacerlo. Y esta se enamoró. Se casó. Tuvo hijos. O sea, hizo lo que todas suelen hacer.

Lo particular de esta mujer, es que la conozco particularmente. Hoy es su cumpleaños, porque hace años nació este mismo día, sí, este mismo día. La conozco desde adentro, y esto es literal pues estuve dentro de ella lo suficiente como para conocerla.

Hoy es su cumpleaños. Y pasan, pero no hay uno que pase sin que ella honre sus años. Ella honra la acumulación de tiempo que llamamos vida. Y ella tiene mucha vida, y mucha honra.

Así que sin más: Feliz cumple Má! Vamos por muchos más.