lunes, junio 13, 2011


No debería escribir: "no debería".
No tengo nada que decir, pero tengo que decirlo.
Y No es silencio, no... silencio es cuando no aturde.

Hoy quisiera encontrar lo que ya sé donde está,
hoy quisiera perder lo que nunca tuve,
hoy quisiera "sin querer queriendo" querer.

Quiero escribir pero sin que nadie lea,
quiero leer lo que nadie escribe!
Al fin y al cabo lo único que quiero es querer y que me quieran.

Paupérrimo, vulnerable, kamikaze:
así es este post al sur de la frontera
y al oeste del sol (que libro enorme!)

martes, junio 07, 2011

Me río!


A mi derecha las olas rompen rítmicamente contra la costanera. A la izquierda la avenida Aeroparque... cargada, muy cargada. Abajo mis piernas que se mueven paralelas, a tiempo y alternándose sin que yo tenga conciencia del esfuerzo. Es que mi conciencia está diluida en el horizonte, entre el brillo encandilante del sol sobre la cubierta del Río de la Plata y el horizonte de mar.
Buenos Aires despierta y se vuelve ruidosa. El río le hace compañía. Compañia sin contaminarse de sus ritmos y sus ruidos. Está simplemente a su lado. Eso es todo lo que hace. Y Bs As no sería lo que es desde su historia y su presente sin el río y su puerto. No habría porteños y arrabal, lunfardo, milonga y tango.

Me gusta el río... acompaña sin contagiarse. Esta presente sin exigir. Transmite solo a los que sintonizan. Mi música descansa en Stop, el aire vuelve a ocupar mis pulmones y dejo el ritmo de mi entrenamiento para descansar con el río.

Y claro, me son-río.

(La foto de este post la tomé esa misma mañana)

domingo, mayo 22, 2011


Trasnoche, cansancio y 15 minutos de lucidez. Estos son los ingredientes de este post que no quiere irse a dormir sin ser escrito:

No está nada dicho, y por momentos pareciera que no hace falta decir nada más. Sin embargo para el que se quemó con leche, ve la vaca y llora. Y te volvés fóbico, desconfiado y descreído. Pero cuidado, te volvés todas esas cosas especialmente con vos mismo.

Y en el baúl de los recuerdos o el sarcófago de tu pasado... descansan incansables las memorias de lo que aprendiste para no repetir y te lo repetiste mil veces; todo para descubrir que algunas cosas vuelven enganchadas a su propio circulo karmático del que, no te engañes, todavía no saliste. Que alguien me explique por qué uno puede volver a lo mismo sin ser el mismo... Diganmé ¿por qué?

No estar seguro de tus sentimientos, o estar seguro de que tus sentimientos no son los que quisieras, puede ponerte en una situación tan incomoda como la misma soledad. Sí, la misma soledad de siempre.

Hoy es 6 de Junio, esto lo escribí el 22 de mayo. Hoy no es ayer, hoy es hoy.

sábado, abril 16, 2011

Playa invierno (3ra parte)


Y los momentos como sucesiones irrepetibles en el espacio del tiempo no pueden dejar pasar a este. Pues este no es uno, sino que este es El momento. Es que este momento tiene que ver directamente con lo que él (no el momento, sino por el contrario él en este momento) ha dejado de significar.

Hoy Paula se ha parado sobre sus dos pies.

Luego de estar acostada y dormida durante la noche, descubre que despertar no siempre es tan incómodo. El sol es claro y luego de acostumbrar sus pupilas al día, la duda de la penumbra no dice presente. Ya no sabe cuál es el camino, lo que sabe es que no estaba transitando ninguno que la lleve a encontrarlo.

Hoy Paula se ha parado sobre sus propios pies. Pararse sobre sus propias piernas es parecido a la sensación de recordar que con la única persona que tiene la absoluta seguridad de levantarse y acostarse todos los días de su vida, es con ella misma, nadie más. Realidad que encuentra su corazón diferente pues él se ve diferente hoy. Él lucia indestructible, completamente entero, más allá de cualquier vulnerabilidad.

Hoy no.

Hoy sí.

Hoy sí puede pensar. Hoy puede decidir y decir lo que decide. Secar sus lágrimas y dejar el exilio. Sí, dejar el ex-ilio. Dejar al ex y a su lío.

De aquí en más, la historia no se cierra, se abre. Y todo aquel que ha pasado por principios y finales entenderá que no puedo más que dejar abierto este final. Libre. Completamente librado a su propio azar. Enteramente ajeno a estas letras y completamente vivo, como cada día que Paula ahora vive parada sobre sus propios pies. En sus pies no hay arena, ni olas, ni playa. Ya no es invierno.


FIN

miércoles, marzo 23, 2011

Playa invierno (2da Parte)

Sienten grande el privilegio de hablar cara a cara. Privilegio que antes tenían solo algún fin de semana por mes. Estando juntos se han sorprendido al encontrar lo que solo asoma cuando se comparte lo cotidiano. Descubrieron que tienen asco a cosas parecidas, como lo son encontrar restos pequeños de bizcocho pegados a la bombilla de alguien que acaba de tomar del mate y especialmente, respirar el olor a grasitud en el cuerpo de quien se ha parado delante mientras se sube una escalera mecánica. Sin embargo Paula guarda un asco que no comparte, uno muy personal. Ella imagina que el olor de un colchón usado se debe a cierta incubación de mugre del tipo "fermentativa" dentro del mismo. Tiene la fantasía de que la suciedad de “quien sabe que detestable individuo que puedo haber hecho uso del mismo” es capaz de poseer al objeto. Ahora el colchón usado es entonces víctima de un hechizo del que nadie puede librarlo. Quien haga uso del colchón se expone a la maldición por causa de la cual, se suele sentir en el cuerpo un cosquilleo hormigueante de insectos que trepan comenzando por las extremidades. Es un hechizo que puede llevar a la posesión que tendrá por víctima al indefenso durmiente y por victimario al demonio de las suciedades nocturnas. Pronto descubrirá que este asco compite muy de cerca con el olor a sucio de quien está por delante en la escalera mecánica. “Por qué no se bañan”! suele exclamar en voz baja mientras dura semejante inconveniencia.
Sus ascos están tan profundamente arraigados, que se pregunta si todo esto se debe a alguna situación no resuelta de la niñez, cuyo efecto ha constituido una formación reactiva, de calidad inconsciente, que atormenta su psiquis. Nunca ha llevado semejante tema a
su análisis, pero en ciertas situaciones se plantea si no debería hacerlo.
Hoy lee en uno de los libros de su autor preferido:
Yo no creo en las fórmulas fantasiosas o en las excursiones históricas para adentrarse en tu pasado personal y descubrir que el "paso de los pañales al retrete" fue hecho en forma torpe y brusca y que otras personas son las responsables de tu infelicidad.
La cita la absorbe completamente. Su significado ha disparado una serie de memorias y fantasías de sus primeros años de vida. Ahora parece entenderlo todo. No lo puede explicar, pues la sensación es tan clara que asusta, tan lúcida que no puede acatarla. Vino a buscar sol y sigue remando lunas. Partió divisando un horizonte y hoy solo camina callejones de regreso a donde siempre a estado. No todas las playas son lo que parecen, y en esta, aunque playa, habita el invierno.
Se enoja por la ironía de la vida que cachetea violenta su realidad y no quiere estar pasando por esto


¡No quiere!
Mientras piensa, un cover de Glee suena de fondo “La vida muchas veces no es lo que queremos, sino lo que necesitamos…”
No quiere estar allí, playa invierno es poca playa, es poco sol ¡Para septiembre falta mucho y ella ha decidido primavera hoy!
El momento ha llegado (continuará)

lunes, marzo 21, 2011

Playa invierno (1er parte)


Paula observa los carteles que señalan el nombre a cada calle mientras el taxi atraviesa la ciudad. Está lejos de casa, el viaje que acaba de terminar hace este hecho más patente.
No le gusta lo que ve, o no ve lo que le gusta, no lo sabe aún. ¿Qué hace ella aquí? Tenía un excelente trabajo. Desde su oficina podía ver el río y el Yatch club de la acaudalada clase alta de la ciudad. Desde su departamento la vista incluía los edificios más imponentes y los parques más hermosos de la capital. El paisaje es otro hoy, y se siente extraña.

No quiere estar allí.

Su elegante figura que viste a la moda de la capital no parece encajar con la provincia. De buen gusto, exigente y dulce, intenta ser cortés con el conductor que escucha chamamé todo el trayecto desde la terminal hasta el edificio en donde se ubica su nuevo hogar. Intenta convencerse de que no puede quejarse de todo. Está empeñada en reservar sus sentimientos, por lo menos por ahora, para sí. Casi no dice nada.

Los días pasan.

La cocina se tiñe de verde manzana en sus detalles. Paula adora el verde manzana. Al mirar como su apartamento toma el color y la personalidad que la refleja, le ha hecho sentir algo de alivio. Cuando siente que ha arriesgado mucho en este cambio de vida que la ha llevado a viajar, vivir y trabajar lejos; busca consuelo en Dios. Es creyente, y más creyente que religiosa. Está convencida de que la fé y la religión no son exactamente lo mismo.
No se ha dado cuenta y está otra vez divisando el horizonte. Puede ver desde el piso 12 como la tierra encuentra su frontera poco antes de dar lugar al río Paraná. Trata de prologar estos instantes en donde algo interno se acomoda en silencio, poniendo un límite a la incertidumbre que últimamente galopa fuerte.

Martín vive del otro lado del río, y ahora pasan más tiempo juntos. Él es el motivo del nuevo comienzo en playa invierno. (Continuará)

domingo, marzo 20, 2011

Decirte

Palabras que se cruzan, lenguajes que se pierden en locura dormitada.
Los habitantes del silencio, gritan despacio, no saben de torturas,
la habitación del miedo calla de espanto y
se duermen las orquideas en el cuarto contiguo.

No entender es virtud de pocos que disfrutan,
pues al salir la libertad es tanta que oprime. Me gimen los tímpanos,
me suben hasta el último de los pisos de un edificio fantasma. Hay olor a soledad, naftalinas sucias de cajónes anticuados.

Ya no hay nadie, y siguen llegando.
Si llegan a donde van
no hay camino que lleve a alguna parte.
Ya queda poco. Poco como la plata, como si el espacio ahora se comprara al tiempo.
Y cambio mi tiempo por espacio.
Nunca tuve menos.




Lo sé, no decir nada es decirlo todo. Ahora ellos casi lo saben...

domingo, febrero 20, 2011

Un polaco, un argentino y una moldava (2da parte)

Me dijo que me sienta como en mi cuarto, (después de todo lo era, no?) y volvió a concentrarse en la maqueta que intentaba armar sin prisa pero sin pausa. Yo esperaba un caluroso saludo latino y hasta algo de charla. Él, siguió calmadamente pintando quien sabe que parte de tremenda construcción. Yo pensé para mis adentros: “que suerte la mía… nos vamos a llevar bárbaro!”. Lo cierto es que no tardé en apreciar la cálida distancia y la amabilidad sin pegoteo que caracterizaban a Daniel, debo decir que llegó a gustarme su estilo.

Uno de los primeros recuerdos que tengo de nuestra

amistad se dio en un almuerzo en el comedor del colegio que nos conectó desde un lugar casi cómico. Resulta que una profesora joven, tal vez de 30 años se sentó a compartir la comida con nosotros. No habíamos cruzado más que los primeros saludos cuando luego de un bocado asomó su amplia sonrisa, creo a razón de algo que había comentado Daniel. Sonrisa decorada con restos de ensalada en uno de sus dientes, debo aclarar. Instantes después nos mirábamos de reojo con Daniel que estaba sentado en frente mío con una inolvidable mueca de asco. Fue la primera conexión tácita que tuve con mi nuevo compañero de cuarto.

Con el tiempo nos sorprendíamos hablando y divirtiéndonos juntos. ¿Cuánto tema de conversación pueden tener en común un ingeniero en sistemas polaco con un Lic. en teología argentino? Se sorprenderían al descubrir cuanto! Pronto aprendería mis primeras frases en polaco y
Daniel practicaría su español básico legado de una ex novia centroamericana que sería largo explicar cómo había llegado a conocer. Y el tiempo siguió pasando.

Promediando un invernal octubre, abandoné Londres, esta vez sin confiarle mi partida a la desafortunada Varig. Daniel me despidió y ninguno de los dos sabía si volveríamos a vernos. La distancia duró tan solo 2 años, ya que poco tiempo después de mi partida, Daniel conoció a una atractiva moldava y decidieron casarse. ¿En quien pensó Daniel a la hora de oficiar la boda? En su amigo el argentino.

Viajé a su pueblo natal en Polonia en donde no solo casé a Daniel y Liuba, sino que gané el ramo de la novia junto con los aplausos de los invitados y la promesa de que pronto me tocaría el turno a . Me resultó embarazoso atrapar el femenino bouquet, sin embargo la tradición de esas latitudes no tuvo cuidado de mi vergüenza.

Emociones, sonrisas, fotos, traductores y cuando desperté, el momento se había vuelto un recuerdo.

Y una vez más allí estaba yo, volando de nuevo para Argentina y pensando en que la historia había comenzado con un viaje casi frustrado por una quiebra y una bienvenida poco amable de quien hoy es uno de mis mejores amigos.

Un polaco, un argentino y una moldava (1er parte)


Terminé mis estudios en el seminario de teología un caluroso febrero entrerriano hace algunos años. No quería saber más nada del ambiente religioso de mi comunidad, de presiones por parte de mi familia, de apariencias y disimulos que me resultaban agotadores. Deseaba irme y pensé en partir lo más lejos posible. Fue entonces cuando llegué a saber sobre la posibilidad de comenzar mi carrera profesional en Inglaterra dentro de un colegio con alumnos que provenían de distintas partes del mundo. Todos convivían en una especie de internado en el campus de la escuela.


Obtuve mi visa, me aceptaron en el colegio, calculé mis ahorros y fui a comprar el pasaje. Lo adquirí un martes y todavía recuerdo la emoción que sentí cuando salía de la agencia de viajes y sentí el olor del billete que acababa de ser impreso. Era puro aroma a nuevos aires, chau Bs. As.

Al otro día abrí el diario como de costumbre. Un informe a doble página auguraba un futuro negro para la otrora empresa de bandera Brasileña. Varig se acercaba a la quiebra y mis sueños de libertad también. Sería largo explicar como lloré frente a cada empleado de la compañía con el que pude hablar. El último de estos, pienso que entendió mi desesperación como la de alguien que depositaba en este pasaje mucho más que unas vacaciones. Me ofreció una ruta alternativa vía Alemania con conexión por tren hasta mi destino. El viaje me llevaría 31 horas. ¡Para ese entonces no me importaba que lleve seis días! Mis recuerdos de alivio curiosamente se entremezclan hasta hoy con la sensación de asco que sentí mientras sin pensarlo acaricié el reverso de aquel escritorio frente al empleado de Varig y comprobé la asquerosa presencia de secreciones nasales, más conocidas como mocos secos. No quiero saber quien se las arregló para dejar testigos pegoteados de su paso por allí. Desagradable recuerdo para tan agradable noticia.

Pasaron lo días y finalmente viajé. Después de las largas 31 horas de travesía llegué a Stanborough School. Me recibió el jefe del internado y con su acento entre portugués e inglés me condujo de buena manera y manteniendo el espíritu de bienvenida hasta el cuarto que compartiría con un tal Daniel, de origen Polaco que hacía 2 años que trabajaba en la institución. Tras abrirse la puerta con el todavía inolvidable sonido a bisagras secas, lo por primera vez. Apenas levantó la vista desde su escritorio para decir Hello. (continuará)

miércoles, febrero 16, 2011

nada que escribir

Hace varias semanas que no publico nada. Nota Bene luce de la misma manera cada vez que uno entra desde hace demasiado para mi gusto. El último post que en algún momento fue nuevo, se vuelve la figurita repetida de lo que no cambia. Y lo admito, hoy fuí a un taller literario aquí en Buenos Aires. Necesito destrabarme.

Me dijeron varias cosas
-Las ganas de escribir vienen escribiendo... y en algún momento uno por fin descubre que está sumergido hasta los pelos, los problemas del afuera desaparecen y que no existe otra cosa que el deseo compulsivo de escribir-
-En literatura no existen sinónimos ni equivalencias: dijo que estaba harto no equivale a "Estaba harto", dijo.- Todo lo que se dice, se elige con un sentido.

Discutiendo como darle estilo a lo que uno escribe:
"La forma arrastra el contenido y no al revés" (Lacán)

Y hablando sobre la no repetición de palabras o ideas:
"Si un jinete se aproxima por el horizonte, no necesita caballo" (Abelardo)

... vamos a ver que pasa.

sábado, enero 29, 2011

Encontrar

Perdido en los callejones sin salida de los ensayos que no acaban y no terminan tampoco en ninguna parte.

Es raro caminar la cornisa de un edificio que no construiste, inmueble al que te llevaron y te enseñaron aceptar como propia casa. Cuna de una institución que estás seguro, no elegirías si tuvieras que transitar por las escaleras y los pasillos previa consulta a tu propia voluntad, sin lastres de pasados que pesan hacia adentro.

Cómo sería tu vida sin esta tradición? Cómo sería tu pensar sin tanta deformación proteccionista?

Imposible saberlo, agradable pensarlo.

Lo curioso es que si hubiese podido esperar a adulto para elegir mis convicciones personales no creo que hubiese elegido las mismas que, por lo menos otros, creen que sostengo hoy. No creo que el camino hubiese sido en alguna manera parecido a este.

Y en la posibilidad alegórica de que mi vida no sea como es -en base a decisiones distintas-, se pierden tantas cosas que hacen que mi vida sea mia, que no sé si este sueño de día en el que estoy subido a otra realidad y recorriendo otras galerías puede considerarse mejor.

No sé sobre aquello o en realidad sé demasiado sobre esto. Y sobre esto escribo en este post.

viernes, enero 28, 2011


El vértigo de las fotos y las letras.

La curiosidad de no saber casi sabiendo.

La distancia ínfima entre dos puntos equidistantes a un centro, Gran Centro.

La velocidad de lo impredecible y de lo desconocido.

El loco vivir cotidiano cortado como el café, por un coffee mate home made lejano.

La vida que parece tomar otro color de la mano de lo que es sin ser.

El hecho de que no me entiendas del todo mientras leés y lo sigas haciéndo.

El combustible de no poder más y seguir pudiendo...

domingo, enero 16, 2011

La gran idea


Tengo una gran idea que va a desbloquear millones de tus ideas. Es una idea brillante, revolucionaria, y como toda gran idea es "simple"! Estás preparado?

Dormir!

Vos que me estás leyendo y te sonreís, estoy 90% seguro de que te incluís en el grupo de los que duermen poco.
El camino hacia más felicidad, plenitud y la paz, no es la meditación, el yoga o los tratados de las naciones unidas, es dormir!!!!!!!!!!!!!!!
Y nosotros los bloggeros vamos a liderar esta nueva revolución que nos llevará a cumplir los sueños desde el colchón.

Dormir poco, estar con la agenda llena, no tener un minuto ni para comer, puede dar la idea de que somos increiblemente productivos e importantes. Sin embargo, Peter Drucker dice: "no confundas movimiento con progreso". Adhiero!!!

Lo cierto es que brillantes líderes, políticos y gente muy inteligente (altos IQ) no toman buenas decisiones cuando no duermen! Me siguen? No se puede sin dormir!!

Mi propuesta es apagár la compu, cerrar los ojos e ir a dormir. Es justo lo que estoy por hacer.

Te veo en la cima. De la mano de Morfeo, allá vamos!

lunes, enero 03, 2011

Y no lo ves? Estás esperando en el último bagón hasta la estación del corazón.

Igualmente, las estaciones y los años siguen pasando,
tempestades de tiempos y tormentas, soles y lunas,
bien mentadas desde lo profundo
de una caminata lenta a ninguna parte.

El tiempo envejece cuando estoy lejos
y cerca
e intermitentemente presente.

Kuala Lupur o Dubai,
no importa donde,
siempre es cerca para encontrarnos.
El boleto de regreso se venció dentro de mi,
y ya no vuelvo más a donde nunca he estado.

¿La carta o el sobre?

Sentí un alivio infinito, como si ese pequeño sobre apaisado sobre mi cama fuera el talismán que quebraba terrible día de pesadilla.

Me llamó menos la atención el color que el perfume. El color: celeste anémico que algún tiempo atrás, en el momento de comprarlo pudo haber sido algo así como un lavanda. Me llevé el sobre a la nariz. El perfume (una mezcla de papel, nicotina y

chicle Big Red de cinnamon) no hacía juego con el color del sobre, con el momento que vivía ni con parte de las huellas (tal vez del cartero) que se encontraban ensuciando "mi" sobre. Lo sentí muy "mío". Pues ahora lo era, después de todo tenía mi nombre escrito en letra mayúscula y prolija, clara evidencia de que había sido preparado con la paciencia y la premeditación necesarias. Preparación que lo convertiría desde el momento de enviado en mi futura propiedad.

No había remitente.

Miré el sello del correo, leí "Tucson, Arizona".

Para entonces, la toalla que circundaba mi cintura y las gotas que todavía colgaban de mi espalda me incomodaron. El verano a esta hora del día no conseguía evitar el escalofrío. Eso sí, mi curiosidad logró disuadirme de dejar el asunto para después y con medio sobre abierto descubrí que tenía la carta y un par de fotografías ya en las palmas de mis manos. Pestañé varias veces, la letra no me dejaba lugar a dudas. Pero las fotografías contradecían todas mis expectativas...