jueves, junio 18, 2009

Estar no estando


No hay mejor manera de estar que no estando.


Muchas veces somos algo más que un mueble en ambientes donde no somos valorados. Estar es seguir aceptando la transacción que va en contra nuestra y de nuestro respeto propio, en donde los demás decidieron no darnos el lugar o el valor, o el agradecimiento correspondientes... y nosotros aceptamos sin proponer cambio alguno, el mal negocio.

Cuando dejamos de estar, dejamos un vacio que se nota, se siente y se aprecia. Paradójicamente es la mejor manera de estar, sin estar. Pues en ese momento se siente nuestra ausencia, tu ausencia.

Quiero homenajear humildemente hoy, a todos aquellos que están y que por nuestro egoismo no solemos notar hasta que dejan de estar.

lunes, junio 08, 2009

"No tengo tiempo"




En el supermercado no compro café si no es instantáneo. En la TV, luego de presentarme el último producto que necesito para solucionar todos mis problemas, se me dice que "llame YA!". Me atrae mucho un servicio si es expreso, rápido! Mi sociedad es "micro ondas"... aunque la pizza queda blanda y la masa de la empanada pierde el hojaldre, no importa, es más rápido calentar en el microondas. Somos capaces de sacrificar mucho por ir más rápido, como por ejemplo el poder ocupar un asiento en el trasporte público, vamos parados porque "no hay tiempo" para esperar. La pregunta es, ¿A dónde queremos llegar? Vamos más rápido pero, hacia dónde? A proposito de esto; el fin de semana pasado encontré entre mis cosas guardadas mi primer laptop o computadora portátil (como quieran llamarle). La compré hace exactamente 9 años. Es gorda, pesada, su pantalla es chica y para abrir cada programa tarda lo que parece una eternidad. Hace mucho ruido y tiene poca memoria... Me parecía que hoy no podía esperar los tiempos de la que una vez fue "mi computadora nueva y de última generación". Mi computadora portátil actual, en cambio, es mucho más rápida, de diseño compacto, silenciosa, con procesador dual core y todo lo que se le puede pedir a un dispositivo de este año. Lo cierto es que en aquella vieja laptop escribí mis trabajos de investigación, mis apuntes de la universidad, mis primeros ensayos y hasta las tesis con las que terminé mis estudios. Tener una computadora más rápida no me ha hecho tener más tiempo para dedicar a lo que me gustaba hacer...

No recuerdo la última vez que cuando un amigo me preguntó si tenía tiempo le respondí con un "sí!" sin pensarlo dos veces. No recuerdo cuando fue la última vez que me sobró tiempo durante una semana para tirarme al sol, leer un cuento, salir a caminar temprano o despertarme sin usar alarma porque ya había dormido lo suficiente. En cambio, sí recuerdo bien el tironeo interno que sentí esta mañana entre levantarme y seguir durmiendo... También tengo muy presente como me frustran los SÍ que ofrezco aceptando más de lo que puedo hacer para luego enojarme conmigo mismo. Y recuerdo al viejo Salomón diciendo: "Todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su tiempo... todo tiene su hora... Dios hizo todo hermoso a su tiempo... Entendí que cuanto Dios hace , permanece para siempre, y nada se le puede añadir ni quitar..." (Eclesiastés 3:1,11,14)"

Y me quedé tildado, pensando, allí junto a Salomón, que entendió todo esto de viejo... Y me pedí a mi mismo que no me lleve tanto tiempo... Porque si quiero algo, va a llegar en su tiempo y cuando le dedique el mio. Porque cada cosa es hermosa a su tiempo...

Termino deseandote 3 regalos:
Que el próximo sorbo de café se te de disfrutando su sabor, su aroma, su momento.
Que la próxima charla sea sin apuro, sin tironeo, sin manipulación.
Que te tomes tu tiempo, después de todo es tuyo y es para que lo vivas vos.

“Você é sempre, você!”

Transcurría el caluroso invierno del año 2006. Me encontraba en el estado de Maranhao, bien al nordeste de Brasil. Hacía pocos meses que había concluido mis estudios universitarios y decidí pasar un par de años misionando. Así es que estaba trabajando junto a dos pastores en Barrerinhas, un distrito que contaba con 70 iglesias. El trabajo era enorme y yo estaba tratando de colaborar todavía con un portugués muy pobre. El clima no ayudaba ya que aun siendo invierno, las temperaturas variaban entre los 25 grados de noche y 35 grados durante el día. Para recorrer el territorio utilizábamos barco, moto cross y algún vecino que nos llevaba en su 4 x 4. Era una zona selvática, difícil de penetrar, con muchos caminos angostos, ríos, lagunas y arroyos que cortaban el paso. La aventura para mi era fascinante. Me sentía una mezcla de explorador y aventurero. Constantemente lograba distraerme de cuestiones existenciales y preguntas sobre el sentido de mi vida y especialmente sobre mi futuro como profesional. Casi parecía que no necesitaba plantearme estos asuntos que días atrás me tenían tan ensimismado.

Viví ese tiempo en la casa del pastor Mauricio. Al princípio no entendía mucho, ni sabía bien lo que comía, pero me dieron tanta hospitalidad y tanto afecto que todo se toleraba de buen ánimo. Pasaron los días y me hice amigo de la familia, especialmente de sus dos hijos. Emilie era la menor, una hermosa garota de 6 años de edad. Simpática, despierta y graciosa. Qué bueno era jugar con ella! Era mi compañera, a donde yo iba, ella iba también... bastaba mirar hacía atrás y allí estaba Emilie con su sonrisa picarona. Natán, su hermano, me buscaba pero con fines bien definidos: jugar al futbol, correr una carrera, ir a nadar o trepar un arbol. Pero Emili, parecía buscarme porque le gustaba estar conmigo, me encariñé mucho con ella y me enseñó las mejores lecciones de portugués.

Cierto día, por causa del calor y el uso del casco para andar en moto, decidí cambiar de look. Así fue que me hice cortar el cabello bien corto, tan corto que no tenía necesidad de peinarlo. También decidí sacarme la barba. Quedé bien distinto y hasta parecía menor. Cuando Emilie me vio, se largó a reír! Se reía con tantas ganas, que me tentó y comencé a reír con ella. Mientras se reía me dijo: “você... –jaja- tiro sua barba...-jaja-”! A lo que yo respondí: “Sim, agora sou outra pessoa!” Sin esperar un instante afirmó: “nao! você é sempre, você!”.

Você e sempre, você! Emilie me enseñó una lección ese día. Una lección que me es útil cuando las cosas en la vida no están en orden. Es cuando nos sentimos vacios de sentidos, frustrados con nosotros mismos y nuestra vida diaria, aburridos de batallar con problemas iguales, avergonzados de volver a pedir perdón por lo mismo, cuando estamos fragiles e incoherentes... Es allí cuando recuerdo el você é sempre, você!

Así es, sencillo y claro. A la vista de Dios, aunque no lo sintamos, aunque no lo merezcamos, aunque no tengamos cara para volver... Para Él siempre somos sus hijos. Y cuando un hijo vuelve Él hace una fiesta, aunque pensemos que lo único que merecemos es un castigo .

Cuando sintamos que la vida nos cambió, que las cosas nunca van a volver a ser como antes o que ya no hay vuelta atrás... hace bien recordar las palabras del padre al hijo pródigo (Lucas capítulo 15 en la Biblia). No importa cuanto hayamos cambiado a la vista de otros y cuan agenos nos sintamos a nosotros mismos, para Él (y para Emilie), você é sempre, você!