domingo, febrero 17, 2008

Gracia


Nunca sentiste que para recibir la gracia de Dios existen ciertas condiciones? (Cómo? No gracias!!!!) Pero si hay condiciones... entonces no es gracia?

Seriamente no tiene nada de gracioso.

De solo pensar que Dios me acepta tal cual soy y no me pide que cambie ni un poco para salvarme (salvar-me, porque muchas veces necesito que me salve de mi mismo...) me siento aliviado. Vos no?
Qué de bueno tiene algo gratis si para recibirlo tengo que merecerlo y encima cumplir condiciones? Que estoy hablando de "gracia barata"? Cómo? Hay una que es cara? (Acaso alguna de las dos es realmente gracia?) Cual entonces? La que vos estás pagando siendo bueno para estar seguro de no necesitarla? No será que esa es gracia de segunda (o sea, un segundo te convenció de que "algo había que hacer" para recibirla)? Pero si no tengo que cambiar nada... si es tan fácil (?), entonces hago lo que sea! Da lo mismo!

Y aquí parecemos escuchar una voz casi solemne que nos exhorta: libertad sí! Libertinaje NO! Algunos lo único que hemos conocido sobre la libertad es que NO es lo mismo que libertinaje. Parecería que más importante que vivir en libertad es asegurarse de no vivir en libertinaje. Pero y la libertad donde queda?

Detesto la letra pequeña de los contratos especialmente de celulares y de empresas de turismo. A veces el evangelio me sabe así, la letra grande, atrayente, pero, no te preocupes, una vez que hayas firmado, te vamos a hacer leer todo el contrato!

Es que lo que hago "no importa" a la hora de recibir algo que es gratis. No tiene valor al momento de sentirse total y plenamente aceptado por Dios. No hay letra pequeña!
El miedo a no ser aceptado puede ser un gran motor para el cambio (nótese que decimos "el miedo"). Y es cierto, el miedo a no ser aceptado me ha llevado a comprar perfumes caros, marcas que muestren lo bien que visto y a gastar dinero de más. Me ha llevado a dejar de ser quien soy. Para peores, cuando fui aceptado (fruto de mis esfuerzos)... En verdad no lo fui. No era yo a quien daban la bienvenida.

Nada terminó probándose más caro para mí que lo que compré por miedo al rechazo.
Cuando somos aceptados y no se nos pide "cambio" alguno (nada a cambio); acaso no se nos torna más fácil corregir lo que no nos hace bien? Porque la libertad no sabe de la esclavitud del libertinaje, solo de la ausencia del temor y de la bienvenida a casa.El arrepentimiento no es paso previo al perdón (la fiesta de bienvenida a casa!), sino el perdón el que desenlaza el arrepentimiento verdadero. Así es como el amor nos transforma en la libertad y hecha fuera el miedo en la aceptación que da la gracia.

GRACIAS Dios!

No hay comentarios.: