Viví ese tiempo en la casa del pastor Mauricio. Al princípio no entendía mucho, ni sabía bien lo que comía, pero me dieron tanta hospitalidad y tanto afecto que todo se toleraba de buen ánimo. Pasaron los días y me hice amigo de la familia, especialmente de sus dos hijos. Emilie era la menor, una hermosa garota de 6 años de edad. Simpática, despierta y graciosa. Qué bueno era jugar con ella! Era mi compañera, a donde yo iba, ella iba también... bastaba mirar hacía atrás y allí estaba Emilie con su sonrisa picarona. Natán, su hermano, me buscaba pero con fines bien definidos: jugar al futbol, correr una carrera, ir a nadar o trepar un arbol. Pero Emili, parecía buscarme porque le gustaba estar conmigo, me encariñé mucho con ella y me enseñó las mejores lecciones de portugués.
Cierto día, por causa del calor y el uso del casco para andar en moto, decidí cambiar de look. Así fue que me hice cortar el cabello bien corto, tan corto que no tenía necesidad de peinarlo. También decidí sacarme la barba. Quedé bien distinto y hasta parecía menor. Cuando Emilie me vio, se largó a reír! Se reía con tantas ganas, que me tentó y comencé a reír con ella. Mientras se reía me dijo: “você... –jaja- tiro sua barba...-jaja-”! A lo que yo respondí: “Sim, agora sou outra pessoa!” Sin esperar un instante afirmó: “nao! você é sempre, você!”.
Você e sempre, você! Emilie me enseñó una lección ese día. Una lección que me es útil cuando las cosas en la vida no están en orden. Es cuando nos sentimos vacios de sentidos, frustrados con nosotros mismos y nuestra vida diaria, aburridos de batallar con problemas iguales, avergonzados de volver a pedir perdón por lo mismo, cuando estamos fragiles e incoherentes... Es allí cuando recuerdo el você é sempre, você!
Así es, sencillo y claro. A la vista de Dios, aunque no lo sintamos, aunque no lo merezcamos, aunque no tengamos cara para volver... Para Él siempre somos sus hijos. Y cuando un hijo vuelve Él hace una fiesta, aunque pensemos que lo único que merecemos es un castigo .
Cuando sintamos que la vida nos cambió, que las cosas nunca van a volver a ser como antes o que ya no hay vuelta atrás... hace bien recordar las palabras del padre al hijo pródigo (Lucas capítulo 15 en la Biblia). No importa cuanto hayamos cambiado a la vista de otros y cuan agenos nos sintamos a nosotros mismos, para Él (y para Emilie), você é sempre, você!
4 comentarios:
sos un hombre maravilloso...leerte me acerca a lo que sos, y veo que sos alguien muy especial...
gracias!
:) realmente inspirador y tierno!
gracias!
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